Un lugar, una hora, una persona,... un recuerdo

Era Marzo, aun hacia frío por las noches, lo bastante como para llevar la cazadora de cuero recién personalizada con el parche de la escuela del profesor Xavier para jóvenes avanzados, como cada viernes se acercaba a aquella plaza a ver a sus colegas y pasar un rato de charla hasta las diez que era el momento de ir a algún restaurante de comida rápida a comer como animales antes de irse a la plaza en la que desde hacia años se había reunido todo el fandom del movimiento underground de la ciudad... y verla a ella.

Hacia solo un mes que se habían conocido en un festival de música J-Rock que había fracasado estrepitosamente y desde los dos primeros besos de presentación había habido feeling, después por el mesenger, despacio como dos amantes que se desnudan lentamente el uno al otro por primera vez, pero había reglas, desde el 29 de Febrero hasta Noviembre quedaban algunos meses, reglas, malditas reglas, encendió otro cigarrillo con el zippo mientras caminaba hacia la plaza desde donde había dejado el coche cerca de la estación de autobuses, el olor del pescado frito de la tasca por la que pasaba inundo su nariz, se paro a comprar unas patatas fritas, así aprovecharía para terminar de fumarse el cigarrillo y meterse un chicle en la boca, ella no fumaba ni le gustaba el sabor del tabaco y llevarse las horas que pasaba con ella sin consumir su peculiar adicción no era ningún suplicio, la mirada de esos ojos verdes le hacia olvidar hasta respirar a veces, pero había reglas, ambos lo sabían.

Llego a la plaza, dos chicas salieron corriendo hacia el, su dulce Nikki, el motivo de su frustrado deseo, y su amiga, tentadora, sinuosa, si no se llevasen tan bien pensaría que era "el enemigo", abrazo primero a la amiga fugazmente, para coger a Nikki con un brazo y levantarla hasta que sus caras quedaron de frente, le dio un achuchón y dos besos, uno por mejilla, la poso en el suelo y con la mano abierta resolvió su pelo recién teñido de rubio, mirándola con una mezcla de pasión y cariño cuando ella se dio la vuelta, pero seguía habiendo reglas.

La noche paso como todas, pero esta vez había algo especial, había pasado algo mas de tiempo cerca de el, sentada sobre su rodilla, había habido algo especial en la manera en la que había observado el pendiente que llevaba en la oreja izquierda, en la forma en la que había pasado su brazo alrededor del cuello de el haciendo que los pelos se le pusiesen de punta, había perdido intencionadamente el autobús, todo esto lo supo mas tarde, aunque inconscientemente ya lo sabia ya que había cambiado los planes para estar allí, el Ka así lo quería.

El se ofreció a llevarla en coche a casa, ella acepto, le pidió que avanzase un poco mas que la calle del piso donde vivía, el Faro de aquel lugar que lo llamaban los vecinos por las altas horas hasta las que su padre se quedaba leyendo el periódico, el paro el coche donde ella le indico, miro el reloj del coche y le dijo sonriendo"aun te quedan diez minutos, mira por donde hoy vas a llegar algo mas temprano a tu casa y no te van a echar la bronca", Nikki no le dejó terminar la frase, con su metro sesenta y siete y cincuenta y cinco kilos había paralizado a dos metros siete centímetros y ciento cinco kilos de hombre con un felino movimiento de ataque, sus manos rodearon el cuello de el y sus labios se unieron, ambos corazones latieron pugnando por atravesar el pecho y abrazarse como lo hacían sus dueños, el la atrajo hacia si por la cintura, la energía crepitaba de cada beso, el fuego se podía destilar de los pensamientos unidos de ambos, cara caricia en la cara, las manos se mesaban los cabellos de aquellos dos cuerpos unidos por un mismo latir, en la radio sonaba la canción final de la película de Dracula de Coppola, "Love song for a vampire", el sonrió, una lágrima corrió por la comisura de su mejilla izquierda, había roto la "maldición",había encontrado su princesa, su dulce doncella, habían trasgredido las reglas, habían sellado sus destinos con aquel beso, el resto estaba todo hablado, durante un mes habían hablado de lo divino y lo humano, poniendo una idílica fecha de encuentro el 26 de Febrero de 2010, podían separarlos los años, pero sus corazones se llamaban.

Podría contar un millón de cosas felices de aquella primavera, de aquel verano, de aquel otoño y de ese ultimo invierno, pero al igual que Anita he creído que lo mejor era describir ese primer beso, ese recuerdo alegre, esas canicas que nos hacen volar, esa sonrisa boba que al menos a mi me vuelve a la cara cuando recuerdo como esa chica de 17 años se abalanzo para besarme pasionalmente a escasos metros de donde estaba la puerta de su casa, de como latía su corazón contra el mio, del tacto suave de su piel y el sabor de sus besos, del olor dulce de Touch Of Pink de Lacoste de su piel, de sus ojos verdes enmarcados en negro rimel ...

Escribo esto así, porque lo recuerdo como si fuese ayer, pero ha llovido demasiado, dentro y fuera de mi corazón, así que no puedo/debo permitirme el estar triste, ya que aunque se marcho, me dejo momentos tan inolvidables y tan vividos como el que acabo de narrar...

A veces me pregunto si ella piensa cumplir esa promesa... por mi parte creo que no existe duda, ya que aunque me he despedido de ella, primero mental, despues emocional y hace poco físicamente, existe un hueco que otra persona puede ocupar, claro que si, pero que ella ya conoce, o quizas no, quien sabe...

Nunca, ni antes ni después, he encontrado a nadie con quien batiesen nuestros corazones al mismo ritmo cuando nos veíamos, nos abrazábamos, nos besábamos, supongo que ese es el signo mas claro de la existencia del amor...

O de un paro cardiaco!

A ver el resto de nominad@s ;)

Pd. que sepáis que hoy no he ido a comer para escribir esto y que sigo esperando que algun dia aparezca alguien cuyo corazón siga el mismo ritmo que el mio... a pesar de todo