martes, 17 de agosto de 2010

Cena con velitas para ... uno

Me encanta cocinar, con todo lo que ello representa, seleccionar lo que vas a cocinar, preparar la encimera de la cocina con todo dispuesto a tu orden y concierto para el proceso, tener todos los fogones encendidos a la vez e ir dosificando la combustión del gas para que todo esté a punto a tiempo, preparar la presentación de los platos, la mesa, las copas, los cubiertos, la iluminación...

Sobretodo me encantan los comensales, saber que hay gente esperando al otro lado de la puerta de la cocina dispuestos a criticar cada una de las mezclas y contrastes de sabores que puedes crear en la cocina.

Pero por encima de todo me gusta cocinar para alguien especial, crear el ambiente, música, vino, velas... es una de las sensaciones mas placenteras que existen (bajo mi punto de vista), el sentirte observado mientras preparas una sorpresa culinaria a la otra persona.

Todo esto y más es para mi cocinar, el cerrar la puerta de cualquier cocina, sonreír al abrir la puerta del frigorífico y la alacena e innovar con lo que tengas a mano, dispuesto a preparar un delicioso plato con cualquier cosa que tengas a mano.

Sin ese añadido, cocinar, aunque sea innovando, creando y probando cosas nuevas, se convierte en poco mas que un ejercicio de desanimada gula, por lo que se recurre a lo fácil, revueltos pre-cocinados, pizza, sobres de pasta, fritos...

Recuerdo una película (yo y mi mala memoria para los nombres de las mismas) en la que la protagonista era una chica que era cocinera y por arte de magia daba a sus platos la chispa que tuviese dentro, creando alegría cuando estaba alegre y tristeza cuando estaba triste incluso elevando pasiones en un momento en el que había una escena especialmente erótico-festiva en la cocina.

Se que se puede hacer, no es magia, es cariño, es amor, es ternura por lo que estás cocinando y para quien estás cocinando.

Hace demasiado que casi todo lo que como me sabe insípido, a cenizas, como si fuese Perséfone y me encontrase en el Inframundo.

Esta es mi entrada numero 100.

Llevo demasiado tiempo luchando por algo que parece inalcanzable, por una meta que quizás solo esté en mi mente, tras un reseteo de 17 años involuntario y la colocación de las primeras piezas de esta mi nueva armadura, creo que esa misión que llevo años intentando alcanzar de alguna forma seguirá en nivel de dificultad rojo para el resto, lo cual desespera hasta limites insospechables.

Al igual que existen personas que se maravillan como soy capaz de racionalizar los sentimientos hacia personas que "cambian de bando", yo me maravillo con algunas de ellas que dicen ser capaces de vivir sin cariño, sin ternura, sin un gesto, una caricia, un detalle, un abrazo, un beso, una pasada de manos por el cabello, un atrapar la cara y darte un beso de los que quitan la respiración, una tarde tonta sentados en el sofá mirando la televisión, una sorpresa culinaria preparada con amor...

Por eso odio cocinar para mi solo, me recuerda los vacío que sigue estando el otro lado de mi cama, la carencia de besos con la que despierto cada mañana, la falta de un sms de buenas noches/días, flores por mi cumpleaños, sorpresas con velas, visitas/llamadas a altas horas de la mañana solo para decir un te quiero, un gesto de marcaje posesivo cuando una desconocida te mira de arriba a abajo comiéndote con los ojos...

¿Será la luna?

Como le decía a alguien no hace mucho, "Ya, no importa"...

Un saludo.


Vuestro.





M.

sábado, 7 de agosto de 2010

White Roses

A ti que ya no puedes leer esto :

Vengo de verte, aunque eso ya lo sabes porque se que esa que a veces me hace dar el paso correcto en la dirección adecuada cuando todo está a punto de desmoronarse eres tu.

He tardado dos años en limpiar lo que he "ensuciado" durante quince y he cometido infinidad de errores en estas dos versiones de actualización.

A pesar de ello me siento preparado para escuchar de nuevo ese sonido tan familiar dentro de algunos juegos de ordenador para unos y fuera para unos pocos, el sonido del martillo golpeando metal candente, listo para darle la forma deseada.

Cuando te fuiste estaba igual que estoy ahora, pero con la carencia de experiencia, madurez y tantas otras cosas de las que uno carece cuando es un hormonauta de 15 años.

Rota esa inocencia acerca de la realidad del mundo, y como aquell@s que aún me seguís leyendo entenderéis, necesitaba una protección frente a lo que hay fuera de las seguras paredes de nuestras habitaciones, fuera de la cálida y reconfortante tibia temperatura de la ubicación metafísica que llamamos hogar.

Cogí lo primero que tenía a mano en aquel entonces, que era básicamente lo que me rodeaba y rápidamente cree aquella mortaja de la que os hablaba hace dos años ya, y al creer todo lo que aquell@s que decían demasiadas cosas seguí adelante con ella, con ese traje de vinilo sucio, sudado y relleno de inmundicia que yo mismo había creado y que yo mismo había decidido llevar.

Como soy un cabezota, porque es algo que no solo viene en la programación base, sino en la raíz genética y en la predisposición física, a veces paraba sorprendido por el "olor" sin embargo seguía adelante con el mismo, hasta que llegó alguien que no tenia demasiado claro lo que quería y con la precisión que requerirá lo que sigue estudiando, realizó un profundo y fino corte en dicho traje a la altura precisa, para que cuando dejó de estar pegada a mi, entrase la luz y me diese directo en la cara, de eso hace más de dos años.

Dos años de limpieza, purga, prueba, error, cerrar puertas, abrir ventanas, abrir ventanas y abrir boquetes en la pared, de abrir la caja de las cosas especiales y limpiarla, mandar al mar junto con otras cosas aquello que podría hacer daño, cambios cambios cambios...

Porque aquel que permanece estático se corrompe como el agua estancada (recordemos que somos agua básicamente), "be water my friend" que decía Bruce Lee, "fluye como la especia" que diría una Bene Geserit.

Diecisiete años después y tras una actualización a la versión actual que hizo encontrar la llave para poder arrancar toda la maquinaria que llevaba años dormida, me encuentro preparado para usar de nuevo aquella forja primigenia, esa misma en la que se forja el alma de cada uno de nosotros, estoy listo para dar el primer martillazo de esta nueva armadura que a partir de hoy portaré, distinta totalmente de la que he llevado durante 15 años, había piezas de armadura listas para mi, pero fueron desechadas en aquel entonces, la oscuridad era más tentadora...

Durante dos años he estado preparando mi propio hangar, rediseñando (se que no es mi especialidad pero es mi alma no la vuestra, compañer@s de facultad que leeréis esto) el aspecto, funcionalidad y funcionamiento de lo que a partir de hoy llevaré puesto.

El inicio de este movimiento, constante movimiento como la rueda de Orffyreus, al contrario de lo que algun@s parece que interpretan no es por una persona, es por y para mi, el realizar cosas por una persona en concreto es absurdo, ya que habrás usado mal el tiempo cuando esa persona ya no esté y tod@s se marchan tarde o temprano, de hecho escribo esto porque alguien se fué demasiado temprano.

Sin embargo a esa personita le tengo que agradecer el haberme recordado de alguna forma donde estaban las llaves del almacén, va por ti Ivy ;)

Mientras escribo esto, los últimos retoques están siendo dados en el diseño Beta del campo de pruebas que lleva siendo el "quien/como/cuando" al que aspiro, ahora a por las pruebas de campo.

A pesar de sentirme como hace 17 años, sonrío, porque cada día lo que somos, lo que nos rodea, lo que hacemos, todo puede cambiar, cada día puede ser el inicio de una nueva vida para cada uno de nosotros, unicamente necesitamos quererlo.

Hoy puede ser el primer día de tu nueva vida.

Antes me llamaban de otra forma pero mi nombre es Manu, encantado.

Hoy es mi primer día.

¿Te quedas?

Un saludo.



Vuestro

M.