Probando, probando
(Antonio ajusta aquel altavoz que se acopla un poco)
Buenas tardes a todos,
Sé que últimamente no os dejo por aquí letra alguna, también es que tenemos
el Blog a dieta, entre yo que no le doy vidilla por falta de tiempo y vosotros
que no le echáis de comer con vuestros comentarios, el pobre mío va a poder
desfilar en Cibeles en la colección "Un saquito de huesos 2013".
Pero no por ello lo olvido, au contraire, le doy más uso que nunca, al
menos a una de las finalidades que tiene, el recordarme a mí mismo de dónde
vengo, porque la meta (al menos la que depende de las Tres Ruedas) es clara, lo
que pase por el camino y las personas que "vienen y van" (como diría
Fito), el tiempo (hasta ahora) nos ha demostrado (a vosotr@s mis lectores/as y
a mi) que pueden pasar de constantes a variables derivables de un día a otro.
Podría hablaros de que sucedió con aquella "licántropa" de ojos
azules, que resultó ser de otra raza distinta aunque parecida a la lupina,
podría contaros el origen del olor que me "guio" hasta ella, pero eso
lo dejo para el otro blog, ya que al igual que muchas otras, no era más que una
artista en un escenario interpretando un papel que, cuando cayeron las máscaras,
se denotó soez, vulgar y tan común como cualquier mirador donde las parejas
hacen fotos y promesas que probablemente no cumplan, son hermosos sí, pero
cualquier puede usarlos.
Llevo desde Abril, quizás un poco antes a un ritmo frenético de procesos
internos acompañados de actividad externa y una escasez de sueño que solo
recordaba de aquel verano en el que estuve trabajando en la oficina de
Villanueva del Ariscal de 07:00 a 15:00 para aquella subcontrata que no era
demasiado legal.
Esa imposibilidad inicial de dormir por una bajada interna, que me tenía en
una incógnita (resuelta 3 párrafos más arriba) de ansiedad, que por
mucho té rojo con miel que tomase, por mucho que intentase hacer arrancar al
sistema, forzar la maquinaria, el único resultado que daba era un bonito error
404 en pantalla, gracias al cual en una noche de luna llena salí a correr como
"última" opción y acabé en el hospital xD
Gracias a los dioses dicha incógnita se despejo, fuese cual fuese el
resultado, ya no importa realmente, era una incógnita menos a despejar, un dato
menos que tener en la cabeza, solo quedaba seguir adelante y de qué forma.
Sin el lastre emocional que tiraba de mi hacia abajo parece que mi cuerpo
hubiese reaccionado como si tuviese una bombona de óxido nitroso y en lugar de
consumir oxigeno mi sistema se alimentase de la combustión de gasolina y aire.
Es en este estado de agitación y desenfreno, donde el vivir se convierte en
un "ansia" donde las horas de sueño están valoradas en exceso y
prefieres seguir estudiando, trabajando, hablando, conociendo, descubriendo,
haciendo deporte, a apagar el sistema durante unas horas.
El cuerpo se retroalimenta con lo que le das, siendo en este caso un chute
de energía positiva y sensación mental de bienestar que parecía (y parezco a
veces) colocado de algún tipo de "endorfina" sintética, porque la
jodida sonrisa no se me quitaba de la cara.
El problema radica en cuando te "pasas" los datos comienzan a
entrar en tu cabeza y a mezclarse en una "sopa de datos" que esperas
sean absorbidos correctamente cuando consigas descansar lo suficiente.
El nivel de bienestar interno rozaba cotas épicas, teniendo unas cuantas
tareas pendientes, como cerrar libros (tenía la mesa llena de ellos y aún hay
un par de ellos que me siguen esquivando) o hacer algo de limpieza en mi
habitación antes de que parezca el cubil de un Troll Oscuro en lugar de la
habitación de un Troll Luminoso (véase Changuelling), pero estaba como no había
estado años, al 70-75% de mi yo, sin boosters, sin plugguins, sin añadidos ni
conservantes, evidentemente aun me quedaba para poder brillar con luz propia
como aquel verano, pero no íbamos mal.
Recordemos que había decidido (aunque en algunas ocasiones pese) reprimir y
eliminar el sentimiento de Odio que durante años me había comido por dentro,
pasando a un Hakuna Matata como me enseño mi Hermano Tigre que decían en África
(un abrazo si lees esto desde China Dan) ante cosas por las cuales no se podía
hacer nada al respecto, tomándome esta vida que vivo como diría El Comediante
"tomate la vida como una broma, a fin de cuentas no saldrás vivo de
ella", aceptando, riendo y apreciando las cosas buenas, observando,
esquivando y capoteando las malas, estaba de puta madre, retroalimentado y toda
la mierda que me llovía (y llueve) me la resbala lo suficiente como para que no
sea un lastre y pueda seguir adelante sonriendo, ya implementaré el sistema de
repeler mierda cuando pase del 90%.
Y en mitad de ese estado de "subidón", de tener unas ganas de
fiesta que no son normales, de no querer parar, de querer ver amanecer después
de una noche entera sin dormir conociendo gente, bailando, disfrutando, lavarte
la cara y acudir a clase, apareces.
Tras una tarde volviendo a la "vieja" y "cómoda" tarea
de "superhéroe", me encuentro entrando por las puertas de un bar
donde unos meses atrás no me sentí demasiado bien recibido, pero esa noche me
importaban tres leches quien hubiese dentro o cuan desagradable fuese el
camarero desatendiendo mis peticiones de bebida o haciéndome sentir como un
cliente desconocido en lugar de ser un parroquiano.
Esa noche podrían haber una convención de aquellas estrellas fugaces que
habían pasado por mi vida tras aquellas puertas, que me la habría enterrado en
nieve, quizás habría soltado un "chicas, que menos que
me invitéis a una cerveza entre todas ¿no?" o un "vais a
hacer una porra común para mandar a alguien con las pelotas que no han tenido
algunos de los que os habéis estado tirando a rematar por fuera la
faena que hicisteis por dentro?"
Abro las puertas y de espaldas a las mismas veo a alguien alta con un
vestido blanco que le llega hasta los tobillos.
Esa noche estoy sociable, me apetece una buena charla, una conversación interesante
con alguien que sea capaz de aportar algo nuevo, un soplo de aire fresco,
además hay algo en ella que me gusta, aún desde la puerta no sé qué es, alzo la
mirada y me encuentro con que frente a ella hay otra chica y cruzamos miradas
de esas de mirar que no de ver.
Dos pasos, entro en el bar, ella huele a ... "olvídalo Manué, recuerda que
pasó la última vez que dejaste que el olfato te guiase, te equivocaste y
pasaste los siguientes seis meses siendo troleado" me digo a mi mismo, así
que analizo el resto del entorno, conocidos, colegas, el dueño del garito,
bien, nada nuevo excepto ella y la chica que se sienta delante.
Una pena, tendré que sentarme con mis colegas muy a mi
pesar (irónicamente por supuesto, son mogollón de años los que hace que conocía
a uno y el otro me cae muy bien), hasta aquí el planteamiento de la noche viene
siendo el mismo, a pesar de que la sensación en las tripas que con cada paso
que doy hacia el banco al lado de la barra que queda libre me insta a acercarme
a esa desconocida, soy realista, “cervecita y de vuelta a casa que andas por el
30% de batería interna y mañana tienes clase” dice mi sentido común.
Cuando me siento y saludo a mis colegas y ella se gira, escucho un portazo
dentro de mi cabeza, mi sentido común ha dejado una nota “Tengo sueño, te
espero en casa”, me siento como el protagonista de “La Boda Roja” cuando vio
por primera vez a la causante del desenlace de la misma, es preciosa y cuando
se levanta, el generador automático de comentarios chorras no puede soltar nada
mejor que un “hay más de donde viene esta?”, muy bien Manué, así se entra en
escena.
Horas de charla más tarde y tras una confusión inicial (que espero que haya
quedado saldada) vamos a cerrar el segundo bar de la noche.
Desconozco la clase de desalmado que deja a alguien SOL@ el día de su
cumpleaños, teniendo un mínimo de relación interpersonal con el/la, pero chico,
te lo agradezco sobremanera.
Un par de horas más tarde y satisfecho de haber conocido a alguien tan
atractiva por dentro como por fuera para mi gusto, me dispongo a despedirme de
ella como mandan los cánones, con dos castos besos, uno por mejilla, a pesar de
escuchar ese ronroneo interno que me instaba a acercarme un poco más, a jugar
con las miradas, con las sonrisas a media cara, con los susurros y las
modulaciones de voz…
Quizás el Sábado, quizás en otro momento, o quizás no
sucediese nunca, pensé, creía haber encontrado a alguien muy similar, no
pensaba estropearlo por tratar de besarla mientras salía el sol.
Quizás ella no pensara igual, dos respiraciones, tres movimientos cardíacos
(imaginando que mi bradicárdico motor mueve 1,5 veces por respiración), 4
parpadeos… un beso, de sus labios saltaron chispas hacia los míos, me vi
bebiendo de unos labios que eran agua para la boca del sediento en cortos e
intensos besos, cerrando los ojos e inhalando el perfume de su piel y su pelo
por debajo del humo de cigarrillos y el olor a esencia de vainilla, como encantado
por sus labios tardé unos segundos en ser consciente de que sus labios ya no
estaban en contacto con los míos pero la sensación seguía allí.
Abrí los ojos, miré a los suyos, estos me sonrieron al igual que su boca “así
si” dije, la sonrisa se hizo más pronunciada.
El siguiente beso parecía que alguien te había dicho como tenías que hacerlo,
como tenías que pasar tus manos por mi cara, por mi nuca y por mi cuello para
suavemente llevarme a entregarme en un beso que guardo en uno de los mejores
tarros de vidrio que puedo tener.
Casualmente (o quizás no, a saber lo que tiene el Ka preparado para mi) tenemos
personas en común, bastantes, y al parecer no todas me tienen en estima, aunque
supongo que como diría aquello “si hay gente que te crítica y te pone a caldo,
es que algo debes estar haciendo bien”.
No tengo ni idea de hacia dónde ni como me llevara mi camino contigo, pero sé
que cuanto más hablamos, desde mi punto de vista, más nos parecemos, con la
salvedad de que yo en algunos campos estoy algo más loco y no me importa correr
riesgos, quizás sea un poco masoquista incluso, pero opino que como diría
Ragnar Blackdragon (mi mítico bárbaro de AD&D 2º edición) “Sin riesgo no
hay honor”.
Pensar en verde, en que todo va a salir a pedir de boca, en que mataremos
monstruos juntos, los tuyos, los míos, que acabaremos con la parte de carnaval veneciano
que nos azota, que pasaremos tus maldiciones y las mías cogidos de la mano,
frente contra frente, con los ojos cerrados y respirando el mismo aire que el
otro, sintiendo el calor a la distancia justa para casi tocarnos… la respuesta
o el destino que corramos solo depende de tres factores, uno eres tú, otro soy
yo y el tercero… nena, el tercero es el tiempo que ambos, tu y yo necesitamos
para ver que lo que tenemos delante es real y no otro teatro, otra pantomima,
otra actuación barata de alguien que quiere exprimirnos como si fuésemos una
media naranja de zumo, para dejar solo la cáscara en la basura junto con tantas
otras, no nena, no merecemos ser tratados con tanta vulgaridad como hemos sido
tratados y desechados.
Pero eso, es pasado y ya no importa.
Y con vuestro permiso querid@s lectore/as esta entrada se la dedico a ella.
Tatiana, tuyo,
M.