viernes, 21 de junio de 2013

Midian

Midian... 

Podría correr el 91 cuando con 10 años vi esta película por primera vez en el canal del vídeo comunitario. 

Ese día llegue tarde pues fue tal la fascinación que generó en mi, que antepuse ver su final a ir a la piscina.
En aquel entonces, la prohibición de bañarse hasta dos horas después de comer era sagrada y mientras otros miraban otros canales (tampoco es que hubiese mucho donde elegir), yo esperaba para poder ir a la piscina mirando las pelis de miedo del video comunitario. 

 Ya por aquel entonces me fascinaban monstruos y vampiros, todo lo que fuera algo perseguido, que tuviera que esconderse o que fuese distinto al resto, por esta fecha fué cuando entré en contacto con mis primeros comics, mi tío por aquel entonces vecino me los dejaba siendo la envidia del resto de niños que también querían, porque sabía que los trataba como oro en paño, costumbre que años más tarde seguí manteniendo y tengo cada uno de mis comics en bolsitas perfectamente guardados y conservados.

En aquel entonces por diferenciaciones mentales, ideológicas heredadas (que coño de política entiende un niño de 10 años si no es lo que le dice su padre) o simplemente físicas (siempre fuí un niño excepcionalmente grande, y descoordinado aún casi a día de hoy) , podía empatizar más con cualquiera de esos parias, cualquiera de esos monstruos, antes que con el heroe, principalmente porque mi situación no era demasiado distinta en cuanto a relaciones sociales se trataba.

Y lo que Clive Barker, cuyo nombre no empezó a encajar en tantos huecos hasta años más tarde, nos regalaba con esta cinta un lugar donde los "nuestros" tenían un lugar en el que serían aceptados, con la única condición de no comer carne humana, bueno, las hamburguesas de algunos sitios mis progenitores decían que estaban fabricadas con carne de rata, pero de ahí a la humana iba bastante.

El concepto de Midian, el hogar de los monstruos, donde todos los pecados son perdonados,  quedo arraigado en mi subconsciente.


Y pasaron los años.


Evidentemente otras ideas se colaron en mi yo profundo, el señor Barker no fue el único en poder grabar sus conceptos a laser en los muros internos y externos de la matriz matemática de n-finitos terminos que forma mi cabeza.

Y en esta entrada se centran dos de ellas, lo de antes solo ha sido una pequeña introducción