martes, 22 de marzo de 2011

Dichos populares

Había un refrán que decía algo así :

"Palos y piedras pueden romper mis huesos pero palabras vacías no podrán hacerlo"

y para los palos, las piedras y otro tipo de ofensas, está los cuerpos de defensa del estado y la burocracia con todo su papeleo de denuncias, agresiones ofensas etc etc etc ^^

Y ahora a ver quien la casca :)

domingo, 20 de marzo de 2011

Revelaciones


CUIDADO ESTA ENTRADA CONTIENE VENENO


La luna llena brilla alta en el cielo, iluminando a los fumadores que salen a satisfacer su vicio a la puerta del local donde otros como ellos gritan por el gol metido por algún jugador de futbol de algún equipo local que se gastará la prima en drogas y prostitutas, es ley de vida, después nadie sabrá porque muere de un paro cardiaco en mitad del campo y los médicos se saltan el código hipocrático por un puñado de billetes de 500 para mentir.


Casi todo el mundo tiene un precio, cuanto más alto asciendes en las escala “social-evolutiva” del poder mayor es el precio, a veces alguien con poder cree tratar con seres racionales y con cosas que perder, lo que se llama tener agarrado por los huevos a alguien.


Es divertido ver como se equivocan y tentativo demostrarle que lo hacen, sin embargo, sobre todo lo que pueda o no importar en lo que nos rodea, existen cosas únicas e irrepetibles en la escala de valores personales cuyo sacrificio requeriría la traición a uno mismo.


Por esas personas, esos valores, esos elementos indispensables, la ira y la frustración no es liberada en forma de espiral de violencia y llamas ascendentes desde el profundo pozo del Tártaro que proceden.


Paradójico, lo que amamos es lo único que protege a lo que odiamos de ser destruido, ya que todo lo demás no importa.


Cuando lo que haces, por lo que luchas, adquiere un motivo fuera del propio egoísmo y más allá del ombligo propio, y ese motivo es algo que llevas buscando durante mucho tiempo adquiere la cualidad casi religiosa de aquello por lo que eres capaz de acciones extremas.


Revelaciones, son aquellas palabras que verifican los datos procesados en modo Mentat a segundo y tercer orden (para aquellos que no hayan leído Dune les recomiendo que lo hagan, o acudan a la Wikipedia a leer la definición de la palabra).


Hace un año comencé a regalar mi tiempo, mis esperanzas y un pellizco de mi futuro a un grupo de personas miembros de una ONG que creía que estaban intentando conseguir algún tipo de mejora en la pésima institución donde pretendo labrarme un futuro.

Hace unos meses y aparentemente por casualidades y errores burocráticos cometidos por alguien que trata una conserjería como la portería de un bloque de un programa humorístico de televisión, y teniendo en cuenta mi carácter y mi actitud determinista ante ciertas anomalías de índole económico y organizativo, abandoné aquellas dos habitaciones con pretensión de pasar por ellas únicamente para intentar, infructuosamente, que las personas que allí dicen encontrarse realizasen la labor que dicen realizar.

O lo que es lo mismo para aquellos que no sepan leer palabras relativamente rebuscadas, me metí a ayudar en una organización no gubernamental ,con aparentemente, sin animo de lucro, empecé a intentar poner aquello en funcionamiento como he montado otras veces equipos y oficinas, pero aquello salió fatal, porque la gente no quería trabajar, había uno gastándose el dinero de dicha organización en lo que le daba la gana con la tia a la que se tiraba que trabajaba en el quiosco de enfrente, aquello era el picadero de los que estaban allí y de los amiguitos que no estaban, aunque realmente ambos dos hacían lo mismo, rascarse la entrepierna, el jefe del control burocrático del papel perdido que es una marujona loca no quería saber nada de papeles y si de otro tipo de papelinas, y al parecer se perdió un papel, preguntando por ese papel nadie sabia nada y aparentemente había sido un error burocrático de la locaza de turno, yo pedí que ese papel fuese restituido de inmediato porque necesitaba entrar por las mañana a dejar los tuppers en el frigo y empezar a hacer funcionar aquello, asi que como el supuesto jefe de la ONG me empezó a marear y a tocar de manera somera las bolsas escrotales, decidí sacar todas mis cosas de allí y adiós muy buenas.

Siguiendo en lenguaje común, cuando salí de allí y la gente me preguntó el porqué dije que sencillo, que allí había gente llevándose dinero, que era el picadero de unos pocos y la sala vip de los “elegidos”, donde algunos pocos a los cuales las puertas del edificio llaman de usted hacían y deshacían lo que les daba la real gana de hora de apertura a hora de cierre, ni más ni menos que la verdad.

Al mismo tiempo, esta “ONG” patrocinó un evento que ocupó todas las salas comunes necesarias para otros menesteres, y todo porque algún incompetente en la cadena burocrática había decidido no poner cupo al evento en cuestión.

La discusión llego a un punto álgido cuando una de las chicas que han sido puestas a 20 uñas en dichas salas de la ONG y haciéndose la ofendida de la muerte, me comenta que deje de protestar por el uso de dichas salas comunes y que apruebe de una vez la carrera, supongo que creyéndome similar a su consanguíneo y su grupo de amigos re-catados, a pesar de ser mi primer año en dicha institución.

Mi respuesta fue comedida a su penoso ataque.

Y recibí la molesta visita de un orangután lleno de cicatrices y dedos partidos que tengo el disgusto de conocer desde hace 15 años, cuando aquí un servidor tenía otra forma física y una tara desventajosa en forma de gruesas gafas y el susodicho gorila se dedicaba a hacerme imposible un poquito la existencia.

Golpeandose el pecho, como hacen este tipo de simios cuando salen en defensa de sus hembras públicas de manada, me amenazó en mitad de un bar con lo típico, partirme la cara, dejarme bonito, y hacerme fotos para demostrar lo machote que es, a mi me dio risa, puede ser infinitamente fuerte, infinitamente grande e infinitamente gordo, pero yo llevo 15 años con un veneno guardado para el en cristal de bohemia y se donde tendría que golpear, pero todo quedó en eso, un orangután bramando en mitad de un bar mientras ponía cara de desquiciado y se golpeaba el pecho.


Por otra parte y antes que todo este asunto propio de una película protagonizada por Sigourney Weaver, este verano alguien era ejecutada con el peso de una lápida ajena y otra persona aparecía para tentar el cumplimiento de la lascivia que su pelo naranja y sus pecas prometían.
Como norma general, tiendo a pensar lo peor de los demás menos de las personas que en cierta medida aprecio, de las cuales intento pensar lo mejor posible.



Craso error.



Por casualidades y eventualidades espacio-temporales y asimilando datos en modo Mentat, hace unos días y gracias a un error genérico cometido al enviar una solicitud de invitación de una red social-laboral, corroboré lo que sospechaba, ambas dos, una marioneta y la otra mascota de alguien de quien ya estoy lo bastante lejos como para que su ego y su alitosis compartida con su discípulo no moleste.


Hace unos días y por casualidades que no vienen al caso, me entero de que el papel no desapareció, sino que su extravio fue ordenado tras una planificación por parte de los miembros de dicha ONG, los mismos que a pesar de las diferencias consideraba personas en lugar de animales como tantos otros salidos del mismo edificio.



Craso error.



Aunque la verdad es que no se de quien si mío por confiar en ellos o en ellos por creer que nunca me enteraría.


Como bien decía al principio, a veces lo que amamos es lo que nos impide destruir a lo que odiamos, ese es este caso, conozco lo que podría hacer, se como hacer daño de muchas formas, de muchas maneras, la crueldad es una de mis habilidades innatas que personas como el susodicho orangután se han encargado de alimentar durante años.


Pero como digo últimamente, Ellos no pueden ganar, no quiero darle el gusto a nadie de ver como dejo suelto lo que llevo dentro y espera el momento para salir cuando todo esto se vaya al carajo.


De ese animal que a pesar de la tecnología, del raciocinio y de la sociedad moderna en la que vivimos, todos llevamos dentro y quien lo niegue está negando una parte de si mismo.


Una parte, que sintiéndome solo en algunos periodos, ha sido mi único compañero, como un cachorrito al que he ido alimentando y entrenando hasta convertirlo en una criatura, que por norma general da miedo.


Una ínfima parte de esa criatura es liberada cada vez que salto al campo de juego, cada vez que me pongo el bucal, aprieto mis botas y salgo a dejarme la piel junto a mis 14 compañeros de equipo, manteniéndola atada en corto, es un juego como otro cualquiera, perder es una mierda por supuesto, pero no conozco a la mayoría y por tenerlos en frente y querer ganarles no voy a dejar que sean incinerados por el fuego que arde en mi interior.


Casualmente el orangután juega en un equipo rival y tras mucho pensarlo, no jugaré ese partido, no porque no quiera hacerle daño, sino porque no quiero darle el gusto, de ver como libero lo que siento y le piso el cráneo poseído por mi parte mas animal.


Una parte preparada para tomar el control cuando todo dejase de importar, cuando todo se fuese al carajo y solo quedase sangre, carne y metal caliente, una parte preparada para inmolarme y llevarme conmigo todo lo que odiaba, todo lo que de una forma o de otra me había hecho el suficiente daño como para ser considerado dañino para el entorno y antes de que nadie se sienta ofendido, ninguna de las personas de genero femenino con las que he mantendio relaciones entra en esta categoría.


La mayoría de ellas me dan pena por estar estacionadas en uno u otro periodo y estar suspendidas en un trozo de hielo que flota a la deriva en una corriente que fluye hacía ninguna parte.

Han sido etapas de mi vida en las que creí encontrar en ellas lo que ellas tenían que tener para ser parte de mi, lo que se podría llamar método empírico, buscando la perfección en la formula hasta un punto de equilibrio demasiado precario, haciendo uso de un rasca y gana donde el gana era solo una utopía.

Tenía razón una de ellas, si, buscaba cambiar detalles de esas personas para que se convirtiesen en lo que yo esperaba de ellas, después frustración, inapetencia, infidelidades y de nuevo renovación.

Eran elementos o monedas de cambio entre una etapa y otra, lo único permanente era el dolor y el odio, El Plan de contingencia definitivo preparado para liberar un talibán en potencia en las puertas de cada una de esas personas que habían demostrado una capacidad para producir dolor que había marcado mi alma, mi piel o mi corazón, de una forma tan sublime que el alumno pretendía adelantar al maestro devolviéndole la misma moneda.



Pero esa situación ha cambiado.



Ya no estoy solo y no lo volveré a estar.



Ya no necesito salir a cazar, porque mi hambre queda resuelta en una mirada, mi sed de almas queda saciada con un tenue y fugaz beso y ese fuego ardiente que reclamaba arder con la carne de tantas personas hasta apagarse con su sangre, se ve apagado con el fluir dinámico de una corriente de agua capaz de adaptarse a cualquier situación.



Por lo que tengo una bomba de relojería desmontada preparada para conectar los cables y hacerla funcionar, que aparentemente no voy a necesitar en un futuro, ya que la razón de usarla quedó aparcada cuando parte de mi búsqueda llegó a su fin, encontrando lo que creí perder y lo que nunca conseguí encontrar.



La formula de la felicidad hallada entre los brazos de una adorable criatura de pelo rojo y lo que el corazón que late entre ellos dice.

¿y ahora que?

¿Dónde guardo a mi “mascota”?

¿sugerencias?

Gracias por leerme.



Vuestro.




M.