En esas fechas del año pasado conoci a una persona en aquel momento fascinante, llena de un espiritu marcial increible, compañera de muchas juergas nocturnas, fue mi confidente, yo fui el suyo, danzamos sobre el fuego en la noche de San Juan, bebimos un millon de cafes en el Enclave, fue mi guia en el mundo desconocido para mi del Aikido. Sin embargo se marcho, un dia de Agosto desaparecio dejando tras de si una sombra sin compostura, palabra ni honor, una mera caricatura de la persona que habia sido...
Recuerdos, recuerdos que vuelven a mi en noches como esta, la luna brilla llena alta en el cielo, como aquellas noches que compartimos sentados en un césped hablando hasta las mil de la mañana, me guiabas por la senda del Bushi, me ilustrabas de técnicas, de la filosofía de cada movimiento, de cada gesto, de cómo moverse, de la filosofía de cada movimiento, me llevaba de la mano por un camino que desconocía.
Quemábamos las noches bajo nuestros pies, bailábamos en el centro de la pista como si nadie nos mirase mientras que todos los ojos nos atravesaban con envidia, deseo o quizás solo mera curiosidad, caminamos a través de las sombras casi como hermanos, como algo mas que amigos pero menos que amantes.
Mis conocimientos y vivencias podían enseñarle mucho y nos convertimos en maestro y alumno el uno del otro, bailando a medio milímetro, tan cerca que desde fuera se podía confundir con otra cosa, mas que importaba lo que opinase el resto del mundo cuando la única verdad valida en este aspecto era la nuestra, puesto que solo éramos compañeros el uno del otro, conociéndonos hasta en el mas mínimo gesto, el mínimo detalle, explorando nuestros ojos, movimientos, palabras, con el único fin de ser el Uke y el Tori perfectos, que cada movimiento sobre el tatami fuesen en perfecta coreografía armoniosa improvisada, dentro y fuera del Dojo.
Sin embargo dentro de mi guía, de mi maestra y alumna, existía otra persona, no solo estaba la que me llevaba de la mano, como se lleva a un niño pequeño al colegio, a través del mundo del Aikido, existía otra que vivía dentro de ella, que era el culmen de sucesos y eventos que había vivido, el culmen de la oscuridad que rodeaba su alma, escuche los relatos de cuando esa otra dominaba su cuerpo, quedando asombrado de las proezas y atroces actos que me narraba, siendo imposible que fuese la misma persona, a veces veía un brillo extraño el sus ojos, la mirada de un depredador que acecha a su presa, con el (quizás único) don que poseo, el don de la palabra, la sacaba de ese estado, haciendo que volviese mi guía, paso a paso conseguíamos yo aprender de ella y ella dominar su oscuridad interior, seguir el camino que llevaba junto a su chico, sin embargo fue esta la que gano, a pesar de que la otra era una guerrera nata, sucumbió a la oscuridad, se marcho a casa de unos amigos, saltando de cama en cama como guijarro lanzado sobre aguas calmadas, su guía la abandono en mitad de las tinieblas, nada se puede hacer por ella, no se puede encontrar a quien no desea ser encontrado, según las palabras de esta chica a la cual solo conocía en algunas miradas de animal en celo, ella es feliz ahora, con la vida que lleva from Paris to Madrid, nada puedo hacer ya por ella, salvo echarla de menos y con estas palabras avivar la memoria de la guerrera que me guió por esa senda, que sigo recorriendo en solitario.
De nuevo, creí a una chica, creí sus palabras a pies juntillas como si fuese un credo, confié en ella y me dejo en la estacada, otra mas, una vez mas…
Ella desapareció, yo continué el camino en solitario con las pautas que ella había marcado, sin embargo sin un guía, poco tarde en perder el centro, en dejar de recordar las enseñanzas vertidas por mi consumida maestra, ahora en el fin de esta temporada, acudo de nuevo al lugar de entrenamiento, busco un guía, un maestro, puesto que el agua debe fluir, y mi cuerpo con ella.
Hoy mis compañeros de Dojo se examinaban, yo sin embargo debo esperar a Octubre, quizás pueda realizar dos exámenes juntos, y saltar a solo un paso de conseguir la Hakama que tanto anhelo, pero eso, solo el tiempo lo dirá...
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