miércoles, 5 de noviembre de 2008

La Fábula del Guerrero

Recuerdos de hace años cuando practicaba artes marciales vuelven a mi en estos momentos, rememorando la enseñanza que el Sensei nos intentaba inculcar.

Aunque por otra parte también me siento como Ace Ventura en la (creo) segunda película.

Mi Sensei por aquel entonces era un hombre joven, aventurero y con un afán de conocer mundo sin igual, equipado con una mochila, algo de dinero, su todoterreno y un mapa recorrió parte del Paris-Dakar durmió en mitad del desierto del Sahara con las estrellas como única compañía, camino a orillas del Mar Muerto y en su ultimo gran viaje, en el cual se llevo desaparecido casi un año consiguió entrar en un monasterio Tibetano, es en esta historia en la que se centra mi recuerdo.

Según nos contó, tras viajar por carreteras infernales llego a las puertas del templo, las cuales encontró cerradas a cal y canto, con un chino de "Kentucky" consiguió chapurrear a alguno de los aldeanos que Vivian cerca del monasterio que solicitaba acceder al monasterio y aprender una variante del Kung-Fu.

El aldeano rió en su cara, diciéndole que era imposible entrar en el templo, pero que sin embargo transmitiría su intención.

La respuesta no se hizo esperar.

Teniendo en cuenta las condiciones climatológicas de la zona, el requisito que le pedían era algo imposible para alguien normal, pero mi Sensei no era alguien normal.

Puede que fuese una broma de los lugareños, pero llevo a cabo la propuesta: pasar una semana frente a las puertas del templo con una alimentación casi nula.

Conocedor de muchas técnicas de relajación y de su propio Chakra se sentó en la postura de meditación de la flor de loto y condicionó su cuerpo para lo que le esperaba, la explicación es mucho mas larga, pero no quiero aburriros, es mas, parte de esas enseñanzas son lo que me han hecho ser como soy, pero ni de lejos llego a su nivel, soy incapaz de llegar al nivel de concentración necesario para enviar impulsos musculares sin variar la postura cuando estos se adormecen para evitar el colapso del sistema.

La cuestión es que la semana pasó y las puertas del templo continuaron cerradas, sin embargo un monje peregrino intentó disuadirlo de su intento ya que según le dijo sutilmente, aunque era digno de entrar, pero el templo se encontraba cerrado a cal y canto para los Gaiyin (termino despectivo que usan los orientales con los occidentales).

A pesar de ello, el siguió esperando frente a las puertas del templo.

Paso otra semana y mi Sensei continuo allí.

Al finalizar la segunda semana un monje que se identifico como el guardián de la puerta le indico en un arcaico ingles que si deseaba entrar primero tendría que vencerlo.

En ese momento los corazones de toda la clase hicieron una pausa, nuestro Sensei después de dos semanas tomando poco mas que agua, con frío, humedad, y plantado delante de la puerta de un monasterio, enfrentándose a alguien que estaba en mejores condiciones y del resultado de ese combate dependía su meta.

Pasó los siguientes nueve meses dentro del monasterio integrándose en la estoica vida que llevaban los monjes, después volvió a España.

Uno de nosotros le preguntó “¿Sensei cuanto tiempo habrías esperado? Y ¿Qué hubiese pasado si después de ese tiempo no te hubiesen dejado entrar?” la respuesta que dio os dejo que la meditéis vosotr@s y ya os contestaré sin metáforas como hizo el, pero este blog no está solo pensado para contaros cosas sino para haceros pensar un poco ;)

Hablo de el en pasado porque hace casi un año un infarto se lo llevo de nuestro lado.

En su memoria y aplicando todo lo que nos enseñó escribo estas líneas.

Por otra parte, como decía al principio, tenemos la versión “cómica” del mismo hecho, cuando Ace esta encima del tronco para ser considerado digno de algo con la tribu con la que está viviendo y los niños de la tribu se dedican a putearlo tirándole bolitas a la cara.

también para l@s aficionad@s al anime podría haceros mención a las tantas escenas en las cuales el protagonista o un secundario mantiene la posición mientras que algo/alguien le pega con todo lo que tiene, destrozando sus ropas y todo lo que tiene detrás.

también podría haceros mención a la escena final de X-Men 3 en la que Lobezno se acerca a una descontrolada Jean Grey/Fénix y sus ropas son destrozadas y las oleadas de destrucción que esta crea hacen que la piel de este salte en trozos y solo gracias a su factor de regeneración sea capaz de llegar a ella.

Pueden existir muchas opciones en la situación inicial en la que se encontraba mi maestro, otros templos, otra espera, otra forma de afrontarlo, sin embargo, el deseaba entrar en ese templo y hacerlo como lo hizo.

Su corazón le decía que era lo correcto y por eso lo hizo así.

Puede que en el monasterio de “al lado” le hubiesen franqueado la puerta antes, que tuviesen mejores conocimientos y enseñanzas o simplemente que fuese mejor en todos los aspectos, sin embargo ese era el templo en el que el quería entrar y en el cual querían admitirlo, solo lo separaba el tesón, la paciencia y el aguante estoico.

Siempre por supuesto, conociendo sus propias limitaciones.

Por eso, el primer paso antes de embarcarnos en algo así, es conocer nuestras propias limitaciones y saber hasta donde estamos dispuestos a llegar para conseguir lo que deseamos, saber que estamos dispuestos a sacrificar por un objetivo que es una aspiración superior al resto que podemos conseguir.

Evidentemente, esto como todo, es subjetivo y de la opinión de cada cual, también podemos darnos cuenta al cabo de X de espera, pensándolo racionalmente y no dejándonos llevar por un agobio momentáneo, que el fin que buscamos conseguir no vale la pena, aunque bajo mi punto de vista, eso es de tener poca fuerza de voluntad y decisión ya que cuando te embarcas en una gran aventura, debes haber pensado en todos los pros y contras para saber si serás capaz de llegar al final.

En este momento en el que me encuentro, me siento con fuerzas y capaz de llegar al final, si mis fuerzas físicas flaquean, podré retroalimentarme de las internas, si estas también fallan podré hacerlo con otros estímulos, como bien decía en otras entradas anteriores, solo es cuestión de voluntad y según mi propio análisis interno, consciente, realista y racional tengo bastante y también mucha de reserva

¿Como podría ser de otra forma?

Mi corazón, es el corazón del guerrero.

Una vez más, tiempo.

Pd. Espero vuestras respuestas al comentario del Sensei!

6 comentarios:

Anita Patata Frita dijo...

Esto es como la biblia... nose si todo es mentira o tiene parte de verdad, supongo que será verdad, pero para mi es difícil de asimilar.

Supongo que él Sensei hubiera estado ahí el tiempo que hiciera falta, no tenía nada más que esperar a que llegase el momento.

Fran G dijo...

Recuérdame que te Hasesine por Hescribir Horilla cuando te vea, ok?
;)

Aniña (@vampyevil) dijo...

me encata esta fabula.... muak!

Manu dijo...

Anita patata frita:
Es dificil de asimilar sin conocer al tipo en cuestión (cosa que ya es bastante dificil) pero lo cuento tal y como nos lo contó a nosotros en el Dojo, otra cosa es que nos quisiese contar parte de fábula para hacernos entender que :
"si algo se desea con todo el corazón no importa el tiempo que tengas que esperarlo una vez lo hayas encontrado y estés seguro de haberlo encontrado"
Tambien podriamos sacar otra conclusion :
Por muchas artes marciales y ejercicio que practiques, te llega la hora cuando te tiene que llegar ni antes ni despues y mientras tanto, debes luchar por lo que crees, por unas metas, por unos objetivos y por alcanzar el maximo estado de felicidad posible, ya llegaran los reveses que intenten desequilibrarnos.
Be Water My Friend ;)

Fran_g:
Herror orroroso xD
Ya está corregido ;p

Aniña:
Me alegro que te haya gustado ^^
Un beso!

maria dijo...

Cuando algo merece esa lucha sin duda alguna hay que presentarla. Y la mayoria de las veces son luchas internas.
La paciencia es una de las grandes virtudes... es bueno tenerla de compañera.

Manu dijo...

Aïcha:
Paciencia, perseverancia y un poco de esa magia que generamos con nuestros actos son las claves de conseguir lo que perseguimos.
Solo hay que seguir el camino del Haz...