viernes, 29 de octubre de 2010

Sudor, Sangre y Arena

Conocí el rugby por un cúmulo de acontecimientos, personas, y circunstancias bastante jodidas, al igual que me ocurrió cuando empecé a practicar Aikido.

Eso es lo que me lleva a creer en el Karma, ya que aunque lo pasé de puta pena en mis primeros meses del presente año, en Febrero me enganché a esto, que de otra forma no habría podido ser posible ya que jugamos sobre césped artificial apoyado en una gran capa de fibra de coco.

Podría contar un millón de típicos tópicos acerca del deporte que caracteriza esta entrada.

Que si es un deporte de villanos jugado por caballeros.

Que si los hombres de verdad juegan a Rugby y las nenas a fútbol.

Que un equipo de rugby no son 15 jugadores sino uno solo en 15 cuerpos.

Yo que jugué al rugby…

Aprendí a saber aceptar sin quejarme; a no resignarme; a trabajar para saber lo que cuesta ganar un metro en silencio, y lo fácil que es perder diez por no saber callar. A respetar las decisiones de una forma férrea; a aplaudir los errores de mis compañeros, que también son los míos; y sobre todo a levantarme cien veces. Este deporte de rufianes practicado por caballeros, me enseñó valiosas lecciones. Muchas ajenas e incomprendidas a ojos de los no iniciados. A un día después lleno de dolores y magulladuras, feliz y realizado por la entrega, el compromiso, y muchas otras cosas que mi madre nunca entendió. A saber el valor de un áspero polo a rayas; malla del valor y el deber. A un tercer tiempo donde todo lo que queda son anécdotas, abrazos, caballerosidad, camaradería, risas, y un hasta la próxima.

Si alguna vez jugaste al rugby, siempre serás miembro de una familia sin fronteras, con una lengua, un pensamiento, y una visión común. ¿El sitio?, da igual el lugar del mundo, ya no habrá barreras. Aún cuando lo hayas dejado, las rayas te perseguirán, reconocerás alguna camisa en algún desconocido, y si le preguntas, ¿jugaste al rugby?, al instante estarás compartiendo una cerveza. Y…es que tal vez dejes de ser muchas otras cosas, pero ya siempre serás jugador de rugby frente a la vida.

Mucha palabrería y tópicos bonitos para llamar la atención de quien no ha jugado nunca con un oval en las manos y desconoce lo que es.

Yo que llevo meses entrenando, sigo sin conocer todas las reglas, a veces me pierdo en el campo de juego con respecto a mi colocación y no soy una de esas moles que se ven por los partidos televisados de rugby solo os puedo decir una cosa :

todo lo que dicen se queda corto.

Hoy tenemos nuestro primer partido No Oficial de esta temporada, porque como dice un compañero de equipo francés, no hay partidos amistosos, hay partidos No Oficiales.

Para cualquiera que vea un partido desde fuera y no entienda de que va la película, unicamente verá a un grupo de 30 tiarrones pegándose cabezazos, básicamente para algunas personas (por desgracia) es el único significado de este deporte, la violencia.

Sin embargo no es un deporte violento, agresivo si, por supuesto, cuando tienes a un jugador delante con el balón debes derribarlo y hacerte con el oval, pero no vas a hacer daño, no más del que te vas a hacer tu mismo lanzándote a las piernas-abdomen-pecho de un tipo que viene corriendo hacia ti como si llevase al demonio detrás.

Pero más allá del juego individual, que como en todos los deportes siempre hay alguien que destaca, el Rugby es un deporte tribal como dice uno de los pilares de mi equipo, cada cual tiene su posición, su labor, debemos confiar los unos en los otros y trabajar todos juntos.

Es eso lo que engancha del rugby, el ser personas que fuera del campo son totalmente distintas entre si y que cuando entran en el campo pierden parcialmente su identidad como individuo y se convierten en parte de una maquinaria (pesada) que se mueve de forma armónica.

El saber que cuando el equipo contrario te derribe tienes a tus compañeros de tribu dispuestos a cubrirte, al igual que tu lo harás con ellos cuando sean derribados.

Fuerza, Honor, Lealtad.

Evidentemente hay jugadores que usan el rugby como excusa para dar rienda suelta a sus frustraciones personales y golpear/morder/pisotear ávidamente al contrario, espero no tener a ninguno en frente nunca.

No he sido nunca delicado con aquell@s que no respetan las normas del campo de batalla.

Son las diez de la mañana casi, en 10 horas saltamos al campo de juego, los minutos antes a hacerlo, nos dolerá todo, sin embargo, cuando pones un pié fuera del vestuario en dirección al cesped, tu corazón comienza a bombear adrenalina de tal forma que olvidas todo lo que no sean las jugadas ensayadas, coger el oval, percutir, correr y ensayar o cubrir a tus compañeros.

El resto no importa.

Y puede que cueste moratones, magulladuras y tu corazón se sobre acelere hasta llegar a dolerte el pecho, pero al igual que en "El Luchador" de Mikey Rourke, vale la pena "morir" en el campo de juego.

Pero como he dicho antes, es algo que aquellos que no hayan sentido lo que es correr con un oval entre las manos no comprenderán...

Un saludo a tod@s y gracias por leerme.


Vuestro.




M.

2 comentarios:

Aniña (@vampyevil) dijo...

Creo haber aprendido algo de esta entrada.
Tengo que reconocer que para mi es un deporte "desconocido" hasta ahora que te leo.
besitos

Manu dijo...

Aniña:
Sabes que siempre intento enseñar algo en mis entradas ^^
Pues nada, ya sabes, pásate por el campo de rugby más cercano y ya me cuentas que te pareció la experiencia de verlo desde fuera, ahora que sabes como se vive desde dentro ;)
Un besazo!